Mientras a nuestro Chikilifrikireprentante eurovisivo lo abuchean en directo, al afamado campeón de ajedrez Gary Kasparov, lo persigue un pene volador a control remoto durante un discurso político. A pesar de que Rusia haya ganado tan seria y dignamente este nuestro festival eurofensivo, me consuela, por eso del mal de muchos (...), que en todos sitios se cuezan parecidas las habas. ¿Quien se habrá inventado esta polla con hélices por diooo? Se barajan varias hipótesis, a saber, de lo que yo estoy completamente segura es de que este penecóptero fue ideado por un hombre. Los hombres piensan con la polla y alguno echó su imaginación a volar.
Yo por mi parte , ante un ataque preventivo de la URSS y visto lo visto, definitivamente me paso a las compresas con alas. CIAU!
Los caminos de las serendipias son inescrutables y me acaban de hacer chocar de frente con esta rotunda declaración de Hugo Finkelstein. Como venía tan a colación con lo que estaba pensando en este momento y que no os pienso contar porque NO, no me he podido resistir al cortapega. Ala:
"No es no, y hay una sola manera de decirlo. No. Sin admiración, ni interrogantes, ni puntos suspensivos. "No" se dice de una sola manera. Es corto, rápido, monocorde, sobrio y escueto. No. Se dice una sola vez, No. Con la misma entonación, No. Como un disco rayado, No. Un no que necesita de una larga caminata o una reflexión en el jardín, no es No. Un no que no necesita explicaciones y justificaciones. No, tiene la brevedad de un segundo. Es un no, para el otro porque ya fue para uno mismo. "No" es No, aquí y muy lejos de aquí. "No", no deja las puertas abiertas ni entrampa con esperanzas, ni puede dejar de ser No, aunque el otro y el mundo se pongan patas para arriba. "No", es el último acto de dignidad. "No", es el fin de un libro, sin más capítulos ni segundas partes. "No", no se dice por carta, ni se dice con silencios, ni en voz baja, ni gritando, ni con la cabeza gacha, ni mirando hacia otro lado, ni con símbolos devueltos, ni con pena y menos aún con satisfacción. "No", es No, porque No. Cuando el no es No, se mira a los ojos y el no se descuelga naturalmente de los labios. La voz del No no es trémula, ni vacilante, ni agresiva y no deja duda alguna. Ese No no es una negación del pasado, es una corrección del futuro. Y sólo quien sabe decir No puede decir Sí"
Los años pasan, mejor dicho, pasamos por los años y parece que no aprendemos. Nos enredamos en historias nuevas intentando verles color. No queremos que nos tomen en serio, pero hablamos seriamente. Creemos estar alerta pero andamos despistados. Desterramos las dudas, empuñamos el lema; "lo dificil se hace, lo imposible se intenta" que se sacó Napoleón de la parte de su bonaparte. Entonces, le damos la patada a los miedos con tan mal tino, que nos marcamos un gol en nuestra propia portería. ¡Coño! ¡joder! ¡gilipollas soy! y nada, a asumir sin reconres, que un buen insulto siempre libera. Y otra vez a tomar distancia, brindar por las ausencias, comenzar de nuevo. Saludar a nuestro pasado con una reverencia. Dar las gracias y romper los “nomesale” con una sonrisa. A veces con suerte espabilamos, le sacamos la lengua al desengaño; hacemos burla a la tristeza y descubrimos que nuestra vida del día a día nos hace un guiño, pues claro que iré a esa exposición de fotografía, pinta estupenda, mil gracias por invitarme.
Nos cierran las puertas y descubrir túneles será nuestra nueva diversión.
A veces toca asumir que lo vivido fue un boceto, y entendemos, que aquellos fracasos nos ayudaron a crecer; que la nostalgia marca un camino pero no debe marcar nuestra vida. A veces, no siempre, hablo conmigo sin contradecirme. A veces, no siempre, tengo razón
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El color es una sensación -decía-, ysu existencia real no es objetiva, pues sin luz es imposible ver los colores ni los objetos mismos. Todas las cosas son negras en la oscuridad y, por lo tanto, invisibles. Si la luz no las toca, no reflejan ningún rayo y no tenemos, por consiguiente, la sensación visual de su existencia.
Se me hizo la Luz. Y fue en ese momento, cuando se me ocurrió enfurecida la idea de romper el arco iris, descomponerlo a pedradas y sentarme a ver como chorreaban vísceras de irreales sensaciones azules, violetas, amarillas, rosáceas, verdes, anaranjadas... mientras intentaba comprender, apesadumbrada, que no eran más que subjetivas irrealidades de su oscura inexistencia. Increíble.
