Ayer fui al cine y terminé bailando de una manera romántica en un parque solitario... ays,
"cuan presto se va el placer, como después de acordado da dolor, como a nuestro parecer cualquier tiempo pasado fue mejor" como
aseguraba Jorge Manrique, para que se lo rebatiera, casi 6 siglos después, Woody Allen en su última peli "Midnight in Paris".
Y es que la película va de eso, del inconformismo natural de cada generación respecto a su presente y la idealización de tiempos pretéritos. En un magnífico paseo por el París de los años 20, el protagonista, un nostálgico empedernido de París y su edad de oro, se codea, por arte de magia a la media noche, con una pandilla: Scott y Zelda Fitgerald, Hemingway, Cole Porter, Picasso, Dalí, Buñuel, Belmonte...para terminar embelesado con Adriana, amante del pintor Malagueño, que a su vez sueña con trasladarse al finales del siglo XIX cuando en plena Belle Epocque, París se rendía a Tolouse Lautrec, o Henri Matisse. Seguramente, estos tendrían sus referentes en autores como Tiziano, ...para terminar quien sabe ¿en Jorge Manrique?
Una película con moraleja llena de guiños, divertidos diálogos y expresiones como
"Adriana, usted eleva a arte el concepto de groupie" que me dejaron una noche con tan buen sabor de boca como la que tuve el placer de tener entre mis labios.