Mercedes Aguilar


Esto no es un blog, es una mujer
Autora. Mercedes Aguilar

viernes, 8 de septiembre de 2006

CAMALEÓNICAMIRADA


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Apenas mide como el dedo chico de una mano (de una mano cualquiera claro, no la de Bambino) Lo encontró mi socio en Rota* y pasó todas las pruebas del casting para protagonizar este magnífico thriler e inmortalizarse. No se lo pierdan.

!Ays los camaleones! que recuerdos....Siempre me atrajeron esos pequeños dragones que eran fáciles de encontrar entre las dunas durante nuestras excursiones a "Marielo", una casona abandonada a pie de playa en lo que antes fuéron las afueras de Chipiona.

No había mejor final para nuestra aventura preadolescente, que la de despues de violar una propiedad privada, abandonada si, pero privada al fin y al cabo, y trastear por cajones de muebles que algún dia disfrutaron de mejores esplendores, acabar paseando por el jardín casi enterrado en dunas a la caza del dragón prehistórico. .................I M P R E S I O N A N T E ..........

Esos ojos saltones que se mueven con independencia el uno del otro y en todas direcciones, esa cola prensil, como la de algunos monos, que les permite descolgarse sin ningún problema sin necesidad de las patas. O la lengua, dios mio, la lenguaaaaaaaaaaaa, que pueden lanzarla fuera dos veces la medida de su cuerpo y a una velocidad de vértigo tanto antes como despues de cazar a su presa. ....pero lo más fascinante, lo que realmente conseguia acentuar el brillo de nuestros ojos, acelerar nuestros pulsos y subir nuestros niveles de adrenalina, era su capacidad de cambiar de color casi automáticamente según el color de la camiseta donde lo colocásemos. La leyenda de que si lo poníamos sobre un fondo rojo explotaba, eso, eso ya era el colmo del cosquilleo......

Eramos unos niños buenos anyway y aunque los torturábamos un poco, nunca los sometimos al encarnado...además sabiamos que era una especie protegida y los queriamos y antes de irnos los dejabamos en el jardín para que protegieran la fortaleza.

Ufff, los camaleones.... impresionantes bichos.... a veces me gustaría tener esa capacidad tan automática de adaptación, o de camuflaje, a veces me gustaría poder mirar con un ojo para cada lado y asi no perderme nada, o quitarme los moscones a golpe de lenguetazo y devorarlos y que encima me alimentaran.....A VECES ME GUSTARIA...... estar protegida, como ellos.


*se soltará donde lo encontró cuando mida un par de centímetros mas

8 comentarios:

Tarta de Pastrana dijo...

Mare mía, cómo te pasaste con el peyote en Michoacán, reina.
Te iba a decir que tengo dos entradas para el Faunia a mitad de precio, pero mejor no.
Yo amaestré una rata almizclera en Herrera de la Mancha, no especifico para qué.
En mi pueblo (Tierra de Barros pacense), en verano los lugareños prepuberes se papeaban los lagartos asadoargentinostyle.
Protegida estás un rato, sí.

Anónimo dijo...

Yap... Es curioso; todo lo que deseas depende del "camaleón" y no de agentes externos excepto lo de "estar protegida"... aunque a veces una se protege y desprotege sola en la medida que da al otro las herramientas... Besos

Unknown dijo...

jo, no puedo ver el video.

Aristóteles dijo...

NO pude ver el video... de cualquier manera tu mirada camaleónica me ha trasportado. También en mi niñez, había frente a mi casa, todo un edificio abandonado y derrumbado por dentro, había que saltarse la barda para entrar en él. En un pequeño salón de ese edificio vivía un viejito gordo y chaparro. Todos salíamos corriendo cuando gritaban: "Ahí viene el chaparro".

Mira no más... ¡Qué años aquellos!

Un beso.

Triki dijo...

Querida, es imposible que tú llegues a pasar inadvertida cual camaleón. Lo tuyo es señalarte, ya tú sabes.

Kostas K. dijo...

¿Y no se derritió de calor?.
Estuve unas horas en Sevilla, paseando y, ozú, ¡¡¡42 grados!!!, ¡la primera vez en mi vida que lo hacía!

Unknown dijo...

jajajajaja, que ya lo he visto!!... que chuuuulooooo.
me encanta.

Unknown dijo...

CAMALEÓN

Soy un camaleón.
Cuando estoy en el bosque
me camuflo entre la fronda
y los colores se me suben
de pura pasión arborícola.
Soy de mirada bífida y de beso adhesivo:
la que me besa queda enganchada:
soy un cama-león:
en la cama soy un fiera:
en el tálamo no hay doncella,
efebo o manuela que me duren medio asalto.
¿Que se resiste?: le acaricio un píxel.
O dos.
Con mi colita en torbellino me amorro al tecnicolor
y produzco oleajes por el papel pintado;
y en la colcha, quizá humedades, no sé.
No vale hacerse la mosquita muerta, conmigo no;
porque entonces es peor:
porque beso y produzco adicción; lo mismo en el espacio que en el tiempo,
lo mismo en la cara que en el culo; con perdón.
Y no es sólo cuestión de saliva, de piel:
es esta mirada de vicio que tengo,
este fondo inadvertido, este aroma de paisaje.
Y que no hacen falta varias lenguas para ligárselo todo,
con la materna es suficiente.
Si la usas bien, engancha.
Que hay mucho políglota por ahí, pero sólo de lengüeta.
Soy un camaleón:
tengo el ojito chinorri y más casta que espidermán,
tengo la lengua larga, sí; pero soy sincero:
abro la boca y largo todo mi ser.
Juego a todos los palos:
¿Que te pones colorada?, ahí estoy, contigo, echo un fresón.
¿Te has quedado blanca?, vale, yo también voy.
¿Amoratada?, vale, aflojo la lengua pa que respires;
pero también me pongo morao si quieres.
Soy un camaleón, lo que digo: con casta de super héroe.
Pero hazme un favor; bueno, dos:
ponte ese jersey rosa para camuflarme un sueño en tu regazo

y apaga la puta tele, que me da jaqueca de colores.

Javier Amilibia.